WASHINGTON, D.C. — La decisión de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), de retrasar su regla de emisiones de centrales eléctricas, excluye a las más de 2,000 plantas de energía de gas natural existentes y deja incompleta la regulación que está vinculada a más de un tercio de los gases de efecto invernadero del sector eléctrico, uno de los principales impulsores de una crisis de salud pública en las comunidades de primera línea.
"Esta norma constituye un progreso importante, pero incompleto, sobre las emisiones de las centrales eléctricas, a expensas de las personas y la vida silvestre. El costo de excluir la contaminación existente de las centrales eléctricas de gas natural, influirá en la reducción de la esperanza de vida, las facturas de los hospitales, los desastres provocados por el clima y el calentamiento global", dijo Mustafa Santiago Ali, vicepresidente ejecutivo de National Wildlife Federation. "La Casa Blanca está apostando a tener más tiempo para hacerlo bien, pero sabemos que las plantas de energía de gas natural están emitiendo metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, y otros productos químicos peligrosos, incluyendo el mercurio, la contaminación por partículas, el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno".
"Aunque nos alegra escuchar que la Casa Blanca, planea trabajar en otra regla para abordar la contaminación de las plantas de gas natural que altera nuestro clima y pone en riesgo nuestros corazones, mentes y pulmones, no podemos darnos el lujo de esperar años para que se desarrolle ese proceso regulatorio", dijo Shannon Heyck-Williams, vicepresidenta asociada de clima y energía de National Wildlife Federation. "La EPA debe usar su poder y responsabilidad bajo la Ley del Aire Limpio, y garantizar que la regla final, incluya las medidas para abordar la crisis climática".
Según datos de la EPA, es más probable que las plantas de energía estén ubicadas cerca de comunidades históricamente marginadas. Los productos químicos y las partículas emitidas por las centrales eléctricas son, según la Asociación Americana del Pulmón, los principales contribuyentes a las muertes prematuras, las enfermedades respiratorias, el cáncer de pulmón, las enfermedades cardíacas y otras afecciones debilitantes. Las centrales eléctricas de gas natural son responsables, según la Administración de Información de Energía, de "alrededor del 34 por ciento del total de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía de Estados Unidos".
La mayoría de las plantas de gas natural, tienen una vida útil de 30 años. De acuerdo a la Administración de Información de Energía, los retiros programados de las centrales eléctricas de gas natural en los Estados Unidos, representan solo el 0.5 % de la capacidad actual de gas.
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